lunes, 25 de junio de 2007

CARTA A LA CABEZA DE HOLOFERNES

Querida cabeza de la segunda bestia: hablo contigo mientras tu sangre chorrea por el filo del cuchillo afilado con el color de la paleta granada de los Maestros antiguos, que me recuerdan a un vestido de princesa que tuvo Judith. Agradezco su visualización con dos años de retraso, y el excelente concepto que tiene sobre esa persona. Judith está ocupada, pero le agradece haberla nombrado, y uno de sus poemas, desde su cabeza con ojos inmensos de caballo asustado, petrificado, sin cuerpo. Que una cabeza parlante con cuadro incluido, que nació para amar, según clama y reclama, - de gusto exquisito-, escriba con cuadros incluidos, - voy a ver cómo lo hago para meter unos que te chupas los dedos-, publicita mucho a aquellos a quienes cita o nombra y ennoblece a quien se atreve y es valiente para hacerlo, porque no lo hace nadie, hoy, ni con la imaginación, por si acaso. Agradezco como autora que me lea. Espero que tenga salud y goce de su último amor hasta el fin de sus días, suponiendo que su amor también sea sólo una cabeza sin cuerpo, pues lo contrario dificultaría mucho el engranaje. Deseo se recupere pronto de su larga enfermedad benévola. Hasta pronto. Si me encuentra, por casualidad, en este blog, que acabo de crear, escriba un comentario, que contestaré, sin horario, fuera de órbita, desde las costas maravillosas de los desterrados, con el biquini plateado o el dorado, según se ponga el sol y los soldados aliados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estupendo que se escrivba sobre una cabeza....algo alejado de l pedestre.